La vuelta a clases: cómo ayudar a tu hijo en el regreso a clases después de una larga ausencia

Para la mayoría de los niños, el primer día de escuela es emocionante (útiles escolares nuevos, ropa nueva, amigos nuevos) y desconcertante (maestros nuevos, horarios nuevos, amigos nuevos). Cuando un niño regresa a clases después de una larga ausencia debido a una enfermedad, una herida o el distanciamiento social preventivo, estas emociones pueden ser aún más fuertes.

Si bien los nervios son naturales y sabes que la adaptación puede tomar su tiempo, ver a tu hijo esforzarse puede ser difícil. Seguro estarás más nervioso que tu hijo. Tal vez, te preocupe que se hayan atrasado o que sus amigos hayan seguido adelante. Si la enfermedad, la herida o el tratamiento cambiaron su aspecto o si tienen necesidades médicas constantes, será más complicado.

Cómo ayudar a tu hijo en el regreso a clases después de una larga ausencia

Afortunadamente, hay una variedad de cosas que puedes hacer para ayudar a preparar tanto a la escuela como a tu hijo para el regreso.

(¿Te preocupa cómo tus otros hijos se manejarán en la escuela después del diagnóstico de su hermano? Nuestra página Consejos de afrontamiento para hermanos y el Formulario de apoyo escolar para hermanos te serán muy útiles)

Preparar a la escuela para apoyar a tu hijo

Si bien es posible que hayas estado en contacto con la escuela durante la ausencia de tu hijo, ahora que regresó, la comunicación abierta es más importante que nunca. Comunícate lo antes posible para discutir las necesidades de tu hijo y hacer un plan que facilite la transición. Los maestros de tu hijo, el consejero de orientación y la enfermera de la escuela probablemente estén felices de ayudar.

Querrás asegurarte de que el personal de la escuela entienda la enfermedad/herida de tu hijo y cómo puede afectar su rendimiento. Para facilitar este proceso, algunos padres piden al médico de su hijo que escriba una carta para describir su enfermedad, los síntomas, los problemas a los que debe estar atento y las adaptaciones necesarias. Los trabajadores sociales y los terapeutas físicos u ocupacionales también pueden ser útiles para completar esta carta. Y, por supuesto, puede compartir nuestra página Escuela para obtener más información sobre cómo apoyar a un niño enfermo o herido.

Además, si tu hijo tiene una enfermedad crónica o complejidades médicas, y viven en Estados Unidos, es probable que estén cubiertos por la Ley de Estadounidenses con Discapacidades y puedan obtener un plan 504. Un plan 504 es un plan de acción para proteger las necesidades de tu hijo y ayudarlo a alcanzar sus metas académicas. Dado que cada área es diferente, debes comunicarte con el distrito escolar para obtener más información sobre este proceso y cómo comenzar. No obstante, muchas organizaciones dedicadas a enfermedades específicas también tienen información útil y plantillas para ayudarte con la preparación.

Por último, asegúrate de informar al personal de la escuela sobre cualquier medicamento que tu hijo tome y los efectos secundarios que pueda ver. También puedes consultar por la asistencia de tutoría si se han atrasado con los contenidos. Y crea un plan para mantenerte en contacto y supervisar las adaptaciones. Esto no solo ayudará a detectar cualquier problema pronto, sino que también te llevará más tranquilidad.

Preparar a tu hijo para el regreso a clases

Es probable que tu hijo sea un manojo de nervios y que tenga sentimientos encontrados acerca de regresar a la escuela. Lo más importante que puedes hacer es hablar con el y escuchar sus preocupaciones. Ayudarlo a nombrar sus miedos y sentimientos puede hacer que todo sea un poco más manejable.

Luego, pueden trabajar juntos para abordar sus preocupaciones. Pensar soluciones juntos y el juego de roles pueden ser muy útiles para esto. Por ejemplo, la mayoría de los niños se preocupan por cómo responder a las preguntas de sus compañeros. Puedes ayudarlo a practicar lo que quieren responder si los compañeros de clase preguntan qué le pasó, por qué no fue a la escuela, si otros pueden “pescarse” la enfermedad (es decir, es contagiosa), etc. Si ha tenido cambios en su aspecto, tendrá que usar equipos médicos o tienen restricciones de actividad, piensa en cómo hablar sobre esos temas también (En nuestra página Padres, encontrarás sugerencias de frases y otros consejos que te ayudarán a preparar al niño para responder las preguntas sobre su enfermedad/herida).

También pueden practicar su rutina escolar para que se acostumbre de forma gradual al nuevo horario con una semana o dos de antelación. Esto es especialmente importante cuando se despierta y se acuesta, pero también puede ser útil seguir su rutina matutina o incluso visitar la escuela para encontrar la mejor manera de llegar a clase.

Una vez que el niño regrese a clases, supervisa su evolución con regularidad. Es probable que esté agotado al final del día, así que no empieces a hacer preguntas no bien cruce la puerta. Más bien, espera a un momento tranquilo, cuando se haya relajado y refrescado. Luego, pregunta si todo va bien, si hay algún problema, si tiene más preguntas o dudas. Si no tiene ganas de hablar, no lo presiones. Solo hazle saber que estás para él cuando esté listo y que lo apoyarás como puedas.

Apoyo adicional para tu hijo

Toda esta preparación puede parecer abrumadora, pero es importante recordar que no estás solo. Tu hijo tiene un equipo más grande de apoyo en el que se pueden respaldar. Ayuda a tu hijo a identificar a una persona específica con la que pueda hablar si tiene problemas o se siente preocupado. Puede ser un maestro, un consejero o un entrenador. Habla con esa persona o, si tu hijo es mayor, ayúdalo a hablar con ella para saber si está disponible y darle a conocer el plan.

El equipo de atención médica de tu hijo también puede ser un gran recurso. Preguntar por los programas de reinserción escolar disponibles para facilitar la transición del regreso a clases. Si tu hijo/hija ve a un psicólogo, también es útil planear una cita o dos en las semanas previas a su regreso. Por último, si corresponde, puedes trabajar con su terapeuta físico u ocupacional en cualquier meta que pueda hacer que ir a la escuela sea más fácil. Por ejemplo, podrían enfocarse en las habilidades motoras finas para ayudar con la escritura o desarrollar fuerza para poder subir y bajar escaleras.

Por encima de todo, ten paciencia. Tomará tiempo para que todos encuentren un nuevo ritmo y se adapten. Cometerán errores y se les escaparán otras cuestiones. Pero ten fe, se volverá más fácil con el tiempo. ¡Pronto estarás más preocupado con que no se olvide de hacer la tarea!

¿Quieres más ayuda para manejar la escuela de tu hijo? Visita nuestra página Padres y cuidadores para obtener más información y recursos para el regreso a clases de tu hijo.