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Cuidar al cuidador: maneras simples de practicar el autocuidado

19 de noviembre de 2019

Noviembre es el Mes Nacional de los Cuidadores Familiares, un momento para honrar a esas personas como tú que, desinteresadamente, cuidan de los demás (¡y ojalá la gente nos reconozca y agradezca más de una vez al año!). El plan ideal sería conseguir una docena de rosas y alguien que cuide a tus hijos para que puedas salir o hacer lo que quieras, pero sabemos que la vida no funciona así.

Aunque seguimos pensando que es el momento perfecto para animarte a cuidar de la única persona que está al final de tu lista: tú. Para ayudarte, se nos ocurrieron algunas formas creativas, pero prácticas, de autocuidado. Seamos realistas, lo último que necesitas durante el Mes de los cuidadores es culpa por no cumplir con algún ideal de autocuidado.

Seis maneras sencillas de encontrar tiempo para el autocuidado

Transforma los quehaceres en entretenimiento

Como cuidador, es probable que pases mucho tiempo llevando a los niños de un lado a otro: a las consultas médicas, a la escuela, a las casas de sus amigos y a muchos lugares más. Y después están todas las demás tareas domésticas. ¿Por qué no aprovechar este “tiempo al volante” para disfrutar de un pódcast entretenido o de un audiolibro?

Es probable que no tengas mucho tiempo libre para leer, navegar por Internet o ver televisión. De esta manera, puedes disfrutar de una buena historia, aprender más sobre tu tema favorito o mantenerte al día sobre los eventos actuales.

Los pódcasts se pueden encontrar en Spotify, la aplicación Apple Podcast y la aplicación Google Podcast, así como en los sitios web de cada pódcast. También puedes acceder a audiolibros a través de muchas bibliotecas locales (¡gratis!), Amazon, Audible.com y una variedad de otros servicios con suscripción. Las posibilidades son casi infinitas.

Haz que la ducha de 5 minutos cuente

Un día de spa sería agradable, pero encontrar el tiempo y el dinero puede ser difícil. En cambio, aprovecha al máximo una de las pocas veces que tienes algo de tranquilidad: en la ducha. Pon tu música favorita, usa esas toallas “bonitas” y compra productos que huelan y se sientan bien. Incluso podrías cambiar el cabezal de ducha para que esa ducha diaria se sienta como un lujo.

Ganas unos puntos de bonificación si logras trasladar esta idea a otras partes de tu rutina matutina. Sí, el café caro vale la pena y una vela perfumada en cualquier momento puede ser muy útil.

Prepara tu comida favorita por una vez

La mayoría de nosotros preparamos las comidas según los gustos de nuestros hijos o lo que el vecino nos dejó. Pero algunas noches está bien hacer algo solo para ti.

Sí, los niños podrán quejarse, hurgar el plato o rechazar tu comida tailandesa, italiana o casera favorita, pero para eso están los sándwiches de mantequilla de cacahuete y jalea o los huevos. No les pasará nada por comerlos una sola noche y tú, sin duda, mereces una buena comida.

Transforma el tiempo de juego en tiempo de descanso para ti

A veces, está bien ser “perezoso”. Con algo de creatividad, puedes diseñar juegos que emocionen a los niños y te dejen con tiempo para un poco de descanso y relajación. ¿Tres favoritos?

  • Mensaje secreto: pide a los niños que escriban mensajes secretos en tu espalda con sus dedos (o que hagan formas si aún no escriben). Tu trabajo es adivinar lo que dicen (pero si te equivocas, debes quedarte más tiempo acostado). También puede hacer que coloquen pequeños objetos en tu espalda para que adivines.
  • Búsqueda del tesoro: los niños deben buscar tesoros entre los objetos de la casa. Mientras están ocupados en la búsqueda, tendrás algo de tiempo para ti. Luego, pídeles que hagan una presentación formal de sus hallazgos. ¿Algunas ideas de “tesoros”? 6 bloques de madera, 3 cintas para el cabello, un libro con un animal en la portada, una prenda de vestir púrpura, etc.
  • La escondida perezosa: las mismas reglas que el juego tradicional, pero en lugar de caminar por ahí mirando, grita tus conjeturas. “¿Estás en el armario?”. Gritan “no” y sigues adivinando, sin moverte del sofá.

Pide y acepta ayuda

Bien, aquí no hay trampas. En un mundo ideal, pedirías ayuda con regularidad, pero entendemos que es más fácil decirlo que hacerlo. Comunicarte con alguien puede parecer aún más trabajo, y a veces, cuando la gente se ofrece a ayudar, no es exactamente lo que tenías en mente.

Pero nadie puede hacerlo solo, y delegar aunque sea una tarea puede liberar una cantidad sorprendente de tiempo para ti. Analiza tu semana y trata de hacer una lista de todas las tareas que otras personas podrían hacer por ti (¿necesitas ideas? Tenemos algunas aquí, en la pestaña “Formas en que los demás pueden ayudar”). Piensa en quién podría ser bueno para cada tarea y ponte en contacto con ellas, con mensaje de texto breve suele ser más que suficiente.

¿Sientes que no tienes a nadie a quien pedirle ayuda? Te sorprenderá cuánto puede hacer por ti un simple conocido. Habla con un vecino o con los padres de un amigo de tus hijos. Lo peor que te pueden decir es no.

Reorganiza las prioridades

Si crees que pedir ayuda no es una opción, puedes liberar algo de tiempo si descartas tareas. Piensa en lo que tienes que hacer, lo que deberías de hacer y lo que puede esperar. Luego, enfócate solo en lo que sea más importante.

¿Tus hijos están seguros, alimentados y vestidos? Entonces, probablemente lo estés haciendo mejor de lo que piensas. Deja los platos y la lavandería para otro momento, aprovecha ese tiempo para relajarte.

Permítete sentir

Una forma rápida de experimentar un poco de alivio es simplemente permitirse sentir. Cuidar de un niño enfermo o herido puede ser agotador, desgastante y frustrante. Está bien sentir enojo, resentimiento y tristeza en algún momento.

Darles vía libre a esos sentimientos puede ser catártico. Date permiso para experimentarlos, sin juzgarte y sin culpa. Una vez que dejes de luchar, te sorprenderá lo rápido que se disipan.

Y, por supuesto, si sientes que las emociones negativas interfieren en tu vida durante un período prolongado, busca ayuda. Es probable que tu equipo de atención médica o el de tu hijo puedan proporcionar algunas referencias y apoyo.

 

Ojalá puedas hacer tiempo para ti hoy y todos los días. A fin de cuentas, estás haciendo uno de los trabajos más difíciles del mundo.

¡Feliz mes del cuidador! Gracias por todo lo que haces.

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