CUIDAR DE TI
Nadie espera que ocurran enfermedades o lesiones que cambien la vida. Y si estas afectan a un hijo, es normal sentirse molesto, preocupado o solo. Aunque no lo parezca, la mejor forma de ayudar a un hijo es cuidarse uno mismo.
Nadie espera que ocurran enfermedades o lesiones que cambien la vida. Y si estas afectan a un hijo, es normal sentirse molesto, preocupado o solo. Aunque no lo parezca, la mejor forma de ayudar a un hijo es cuidarse uno mismo.
Como padre o cuidador, tienes un trabajo muy importante: ser la fuente de fortaleza de tu hijo. Y si quieres ser fuerte para tu hijo, tienes que cuidarte.
Es cierto que lo último en lo que quieres pensar en este momento son en tus necesidades personales, pero es importante reconocer que la situación también es estresante para ti. Tener un hijo con una enfermedad o herida desafía hasta las creencias más profundas sobre su seguridad. Te preocupa lo que sucederá, aunque no lo demuestres. Es normal que tampoco te sientas listo para hablar con ellos (y sus hermanos) sobre tus sentimientos y preocupaciones.
Claramente, te concentrarás en el cuidado de tu hijo primero. Pero recuerda que la crianza y el cuidado de los hijos, en especial cuando se enfrentan a una enfermedad o herida que les cambia la vida, es una maratón, no una carrera de velocidad. Necesitas descanso, una buena nutrición y tiempo para recargar las energías y ser un protector y cuidador efectivo.

Como padre o cuidador, tienes un trabajo muy importante: ser la fuente de fortaleza de tu hijo. Y si quieres ser fuerte para tu hijo, tienes que cuidarte.
Es cierto que lo último en lo que quieres pensar en este momento son en tus necesidades personales, pero es importante reconocer que la situación también es estresante para ti. Tener un hijo con una enfermedad o herida desafía hasta las creencias más profundas sobre su seguridad. Te preocupa lo que sucederá, aunque no lo demuestres. Es normal que tampoco te sientas listo para hablar con ellos (y sus hermanos) sobre tus sentimientos y preocupaciones.
Claramente, te concentrarás en el cuidado de tu hijo primero. Pero recuerda que la crianza y el cuidado de los hijos, en especial cuando se enfrentan a una enfermedad o herida que les cambia la vida, es una maratón, no una carrera de velocidad. Necesitas descanso, una buena nutrición y tiempo para recargar las energías y ser un protector y cuidador efectivo.
Cuidar de ti
Tomarse un tiempo para el cuidado personal puede sonar imposible en medio de las demandas de tratamiento y las necesidades apremiantes de tu hijo, pero piénsalo como una inversión que ayudará a la familia en el largo plazo.
El cuidado personal es distinto para cada uno. Para algunas personas, puede ser correr por la mañana, mientras que otras preferirán levantarse más tarde. El cuidado personal también puede ser hacer eso que no sueles hacer, como tercerizar las tareas domésticas, decir que no a un evento estresante o simplemente enfocarse en cosas básicas día a día. Pero por sobre todo, se trata de ser amable contigo, como lo serías con un buen amigo.
A continuación, encontrarás más formas de cuidar de ti para poder cuidar mejor de los demás. También puedes conocer la opinión de una mamá sobre el cuidado personal y su consejo en el artículo “La guía de autocuidado de una mamá”.
- Puede sonar simple, pero asegúrate de satisfacer tus necesidades básicas. Si no estás durmiendo o comiendo bien, será difícil mantener la eficiencia.
- Presta atención a tu propio estrés y emociones. Habla sobre lo que sientes y experimentas con personas de confianza, como familiares, amigos, clérigos, tu médico o un consejero.
- Presta atención a los síntomas del estrés postraumático. También puedes pedirle a tu familia y amigos cercanos que te hagan notar tus dificultades para afrontar la situación.
- Ten especial cuidado de no aumentar el consumo de tabaco, alcohol u otras formas poco saludables de sobrellevar la situación cuando te sientas preocupado, molesto o estresado.
- Fuera de lo básico, trata de encontrar tiempo para hacer una actividad que te ayude a recargar energía a nivel mental y emocional. Los pasatiempos y la relajación pueden parecer insignificantes frente a otras responsabilidades, pero el tiempo para ti puede ayudarte a seguir adelante.
- A veces, el autocuidado también se trata de NO hacer las cosas.
- No tengas miedo de pedir ayuda. Estás atravesando un momento muy estresante en tu vida y el día tiene muy pocas horas. La mayoría de los amigos y miembros de la familia estarán más que dispuestos y felices de poder ayudarte.
Control de la ansiedad
Muchos padres experimentan ansiedad durante y después del tratamiento y la recuperación del niño. La angustia por los resultados médicos relacionada con las próximas pruebas médicas del niño, o incluso las propias, es una sensación muy frecuente.
¿Qué es la ansiedad? La ansiedad es la sensación de preocupación y pánico constantes. Se manifiesta con síntomas como aumento de la frecuencia cardíaca y aceleración de la respiración, sudoración de palmas, dificultad para concentrarse o recordar, o malestar estomacal. Lamentablemente, cuando un hijo está enfermo o herido, los sentimientos de ansiedad pueden avanzar a toda marcha y hacernos ver todo como una amenaza o un peligro.
¿Qué puedes hacer? Hay muchas maneras de lidiar con la ansiedad, incluso con tratamientos profesionales. A continuación, describiremos algunos ejercicios simples que puedes hacer en cualquier lugar. También puedes encontrar más formas de controlar tus miedos aquí.
No obstante, si sientes que nada de lo que sugerimos es suficiente, no dudes en comunicarte con tu equipo de atención médica o con el de tu hijo para obtener referencias y apoyo. Puedes encontrar información sobre la terapia y qué esperar aquí.
- Respiración profunda: practicar la respiración profunda puede ayudarte a calmar la mente y el cuerpo. Cuando sientas que tu nivel de ansiedad aumenta, haz una inhalación abdominal profunda (idealmente, de 5 a 7 segundos), aguanta la respiración (5 segundos) y luego exhala lentamente (de 8 a 10 segundos).
- Atención plena: está técnica se utiliza para traer los pensamientos y las emociones al momento presente, en lugar del futuro o el pasado. Como ocurre con la respiración profunda, hay muchas maneras de practicar la atención plena. A medida que sientas que tu ansiedad aumenta, observa y describe con el mayor nivel de detalle posible todo lo que ves, oyes, hueles y sientes para regresar al momento presente. Algunas personas prefieren usar una aplicación de meditación, como Headspace.
- Distracción: cuando los sentimientos de ansiedad te abruman, distraerse puede ser útil para encontrar la calma. Mira tu programa de televisión o película favorita, haz una actividad que te guste (ejercitarse, colorear, practicar un deporte) o juega un juego en tu teléfono o tableta para aliviar los pensamientos de ansiedad.
- Un “momento de preocupación”: si la atención plena no es para ti, prueba de reservar un momento para enfocarte en los miedos. Este “momento de preocupación” pueden ser uno o dos períodos de 10 minutos. Si te asalta una preocupación durante el día, solo escríbela. Saber que tendrás un momento para volver a ella más tarde puede ayudarte a ignorarla más fácilmente.
• Si quieres darle una vuelta de tuerca más a este ejercicio, utiliza tu “momento de preocupación” para escribir algo que puedes hacer para abordar el problema. Esto te permitirá establecer un punto de inicio para que te resulte más sencillo manejar los desafíos.
Mantener los vínculos
Los amigos y la familia pueden ser un gran apoyo y una fuente de fortaleza. Sin embargo, es posible que notes que, desde el diagnóstico, tus relaciones han cambiado. Eso es normal. Tener un hijo enfermo o herido puede dificultar el mantenimiento de amistades u otros vínculos. Verás que algunas personas están molestas y lo expresan, mientras que otras, prefieren mantener distancia o pensar que todo estará bien cuando regresen a casa con su hijo. Puedes sentirse distante o discutir más con tu pareja o cónyuge. Esto es duro, en especial, porque necesitas de su apoyo más que nunca. Ten siempre presente que todos enfrentamos los problemas de maneras diferentes y que solo necesitamos tiempo para adaptarnos.
Afortunadamente, hay algunas cosas que puedes hacer para ayudar a mantener fuertes los vínculos importantes. A continuación, encontrarás algunos ejemplos. También puedes encontrar más ideas para mantener tus vínculos aquí.
- No pierdas contacto: si te sientes solo, habla con alguien en quien confías, aunque solo sea para saludar. Aún mejor, organiza pasar tiempo con ellos. Busca formas divertidas de mantener un contacto virtual mientras estén separados.
- Sé paciente: en momentos de estrés, las peleas suelen ser más frecuentes. Cálmense primero y, luego, retomen la discusión.
- Escucha: es difícil, pero tienes que estar abierto a escuchar los pensamientos y los sentimientos de los miembros de tu familia y amigos. ¡Está bien si no coinciden con los tuyos!
- Comparte: hablar sobre tus pensamientos y sentimientos con familiares y amigos puede ser aterrador. Pero hacerlo te ayudará a evitar conflictos y a sentirte más cerca y apoyado.
- Haz un esfuerzo: si un amigo o familiar parece estar distante, comunícate con él para recuperar el vínculo. Es posible que no sepan qué decir o hacer.
- Relájate y despeja la mente: tómate el tiempo para reunirte y pasarla bien. Ve al cine o de compras, mira o practica deportes, o haz otras actividades relajantes.
Cómo pedir ayuda
No siempre es fácil pedir ayuda. Pero en la crianza y el cuidado de los hijos, en especial, cuando uno tiene una enfermedad o herida, la unión hace a la fuerza. Piensa en tus vínculos de apoyo
y haz lo siguiente:
- Acepta y pide ayuda a quienes te rodean, como familia, amigos y vecinos. No te sientas incómodo al decir lo que necesitas (y lo que no). A menudo, la gente no sabe qué hacer y valorarán tus indicaciones.
- Evalúa las rutinas cotidianas para delegar tareas en otras personas.
- Haz una lista de cosas que podrías necesitar cuando la gente pregunte cómo pueden ayudarte. Estos son solo algunos ejemplos:
• Comprar comestibles
• Preparar las comidas
• Ayudar con las mascotas
• Cuidar a los niños para poder salir con tu pareja - Designa a una persona de confianza como contacto o ten una página web principal, como un grupo privado de Facebook o Carepage, para actualizar la información. Pide a familiares y amigos que consulten a la personas o a la página designada para que no te saturen con las llamadas.
- Si te resulta demasiado abrumador, comparte nuestra página Comunidad y los artículos sobre qué decirle a un amigo y los 10 regalos para una familia con tus amigos, familiares y miembros de la comunidad.
Formas en que los demás pueden ayudar
Ayuda práctica
- Hazles saber a tus amigos y familiares que el mejor regalo que pueden darte es TIEMPO. Pídeles que se sienten con tu hijo para que puedas tomarte un descanso.
- ¿Tienes otros hijos? Pídele a tu familia o amigos que los inviten a jugar.
- ¿Tienes mascotas? Pídele a tu familia y amigos que te ayuden con ellas.
- Crea una lista de tareas con las que necesitarías ayuda cuando estés en casa. Por ejemplo, limpieza, cuidado del jardín, preparación de las comidas, entre otras.
- Agradece a la comunidad por las comidas que recibes, pero dales sugerencias sobre lo que le gusta a tu familia, cuánto pueden necesitar y qué alimentos han consumido recientemente para no terminar comiendo ziti al horno tres noches seguidas. Puedes probar un programa gratuito como SignUpGenius.com para coordinar las comidas.
- ¿Te pueden servir las tarjetas de regalo de la tienda de comestibles o de restaurantes? (las que no caducan) Arma una lista de los restaurantes favoritos de tu familia y el nombre de la tienda de comestibles. Consejo: Piensa también en restaurantes que están cerca del hospital para que puedas pedir comida cuando tengas que pasar la noche.
- No temas pedir cosas para ti, como una pedicura. Las pedicuras son un buen regalo y te dan un poco de tiempo para relajarte y concentrarte en ti.
- ¿Necesitas más ideas? Echa un vistazo a nuestra lista de los 10 mejores regalos para un amigo que tiene un hijo con cáncer u otra enfermedad grave.
Control y flexibilidad
- Las consultas médicas y las hospitalizaciones hacen que sea difícil predecir cuándo estará en casa la familia. Hazle saber a la gente si las comidas caseras son buenas para tu familia o si hay mejores maneras de brindarles apoyo.
- Está bien pedir a las visitas que llamen o envíen mensajes de texto antes de pasar por tu casa para saber si todos tienen ganas de recibir gente y no hay actividades programadas durante ese tiempo.
- Pídele a tus amigos y familiares que pasen a tomar café, almorzar, etc. para que puedas despejarte y tomar un descanso de las conversaciones relacionadas con la enfermedad o la herida de tu hijo.
- Es posible que no sepas qué decir cuando alguien te pregunte “¿qué puedo hacer?” y está bien. Hazle saber a tu familia y amigos que no sabes por el momento, pero que lo pensarás y podrás darles una respuesta. También puedes decirles que visiten la página Comunidad para obtener más consejos sobre cómo ayudar.
Ayuda mientras el niño está en el hospital
Cuando un hijo está en el hospital, es natural querer estar con él todo el tiempo que sea posible. También es natural sentirse culpable por no estar en casa con los otros hijos. Es difícil estar en dos lugares a la vez. Es en estos momentos cuando debes permitir que la familia y los amigos te ayuden, en lugar de querer hacerlo todo solo.
- ¿Una fruta, galletas caseras, un proyecto artesanal para tu hijo o una tarjeta de regalo para un restaurante local pueden ser buenas ideas de regalos para llevar al hospital? Puedes darles sugerencias a las personas de lo que sería útil.
- Pide a las visitas que piensen en los hermanos también. Es natural que se sientan celosos o pasados por alto. Un pequeño regalo o reconocimiento puede significar mucho.
- Si necesitas algo, no temas pedirlo. Los paquetes de cuidado que incluyen calcetines cómodos, cosas para mantenerte ocupado o bocadillos divertidos son de gran ayuda para que el tiempo pase más rápido.